Aunque no parezca trascendental lo que haces al explorar, puntuar, etiquetar, comentar, compartir, suscribirte, comprar o escribir sobre algo, están engrosando ese súper libro de información que es la Red.
Poder hacer un análisis de todos los comportamientos y preferencias que los usuarios poseen al navegar en Internet, resulta una tarea, si bien muy compleja, altamente provechosa para que los proveedores de servicios en la web vayan en la búsqueda de dar, cada vez más, una mejor experiencia de uso a los navegantes.
Dar sentido a estos grandes volúmenes de información, es sin duda, uno de los objetivos más importantes de las empresas, las cuales siempre están detrás de conocer, cada vez más, acerca de lo que sus clientes actuales y potenciales clientes, en verdad necesitan. Llevar a cabo esta tarea hará desarrollar la inteligencia de la empresa, aprendiendo nuevas formas de abordar a los clientes y satisfacer adecuadamente sus requerimientos.
¿Qué situaciones se están dando actualmente que afectan la forma en la que las empresas están afrontando la necesidad del procesamiento de esta gran cantidad de información que busca conocer, cada vez más, aquello que un usuario hace y piensa en la Red?
Podemos acceder hoy a grandes volúmenes de información
La tecnología ha avanzado y la popularidad de nuevos servicios digitales se ha incrementado generándose grandes masas de información a partir de sucesos globales, como por ejemplo, las redes sociales, el comercio electrónico y la tecnología móvil, los cuales contribuyen, junto a otros, a digitalizar cada vez más todos los fenómenos de la sociedad.
La misma tecnología no está ayudando a recolectar, si bien en muchos casos información bruta, datos relevantes sobre los comportamientos que tienen los usuarios al navegar en un sitio web.
Hay software provisto por los proveedores de hospedaje web, software de desarrollo web y servicios en línea que pueden ser capaces de registrar la interacción entre el usuario y un sitio web, anotando detalles como la hora a la que ingresaron, a través de fuente llegaron, que páginas visitan, que ruta toman para llegar a un objetivo o hasta cómo llevaron a cabo una tarea específica.
A toda esta información, se añade una característica más compleja, la contextualizad, y esta, le da una mayor magnitud a la ya gruesa cantidad de información obtenida. Cada tuit, cada comentario, cada post publicado, cada búsqueda hecha trae consigo no sólo el contenido como información, sino la “intencionalidad” de la acción.
La información del usuario determina hoy el desarrollo de los productos
Optimizar un producto basado en un sistema que provea la información en tiempo real de los cambios o tendencias en los clientes y prospectos, es hoy una realidad en comparación a tiempos pasados en los que, sólo servían de guía, análisis con retrasos de semanas o meses e incluso se recurría netamente al instinto o experiencia del tomador de decisiones.
Es cierto, aún no hay un software que nos diga esta es la mejor decisión y es 100% efectiva, pero hoy se cuenta con plataformas que hacen más sencillo comprender lo que está sucediendo en un sitio web, por ejemplo, y tomar mejores decisiones al respecto.
Un jefe de marketing puede, por ejemplo, ahora decidir qué elementos involucrar en sus anuncios a partir de la información provista por el software sobre qué elecciones hizo el usuario, la zona geográfica en la que se encuentra o qué interfaz le es más familiar que hace que se sienta cómodo.
Cambiar elementos que aparentemente no son relevantes, como el color de un botón de acción o la cantidad de texto de motivación del anuncio, pueden provocar resultados en la respuesta del usuario realmente drásticos.
Nada está resuelto sobre la información privada de las personas
Más allá de haber una tendencia global hacia el libre intercambio de ideas, datos, bienes y servicios en Internet aún hay un tema que está sobre el tapete, el derecho a la privacidad.
Si bien una empresa, en su búsqueda por mejorar la experiencia del usuario, mide todo comportamiento de este en la Red, seguramente esto le servirá para sustentarse en el futuro y transformarlo finalmente en dinero.
La privacidad y la protección a los consumidores es un tema que no se ha resuelto clara, completa ni globalmente aún, dándose muchos hechos que son motivo de controversia y que muestran las carencias legales u omisiones voluntarias e involuntarias en el establecimiento de protocolos y normativas de intercambio de información.
Las empresas están caminando por una peligrosa línea imaginaria entre aprovechar de forma benigna cuanta información se obtenga del usuario o utilizar sus datos de forma invasiva, trasgrediendo su privacidad, con el riesgo incluso, de convertirse en parte de un posible mercado de comercialización de información personal.
Por ahora, cada quien está decidiendo sobre cómo ha de utilizar esta información recabada y ellas mismas están intentando transmitir a sus usuarios, tratando de convencerlos, que el tratamiento que le dan a su información no tiene fines más allá de los que ofrece su servicio o producto.
Los especialistas en la recopilación de datos, aparentemente, están consientes de la necesidad de acceder a toda esta información, pero de una forma que no vulnere los derechos a la privacidad de las personas, de forma que tampoco esto se vuelva un tema en contra de la empresa, deteriorándose la confianza que tienen o que pretenden forjar con sus usuarios.
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