En el mundo del diseño web todo se trata de producir la mejor experiencia de usuario. Las pericias técnicas y talentos creativos se combinan para intentar crear esa sazón especial que permita al visitante del sitio involucrarse con él.
Si bien muchos han mencionado que nada está escrito y que todo se trata de ensayo y error, hay patrones que se pueden esbozar para permitir un desarrollo efectivo de aquel diseño que enganche.
Aquí tienes 5 hábitos que pueden ayudar a un diseñador a lograr el objetivo de impactar y fidelizar.
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Diseño para las conexiones emocionales
Es irreal pensar que los usuarios se decidan siempre por aquel sitio que ofrezca netamente funcionalidad. Los usuarios generalmente prefieren productos que crean conexiones emocionales más que aquellos que sólo funcionan bien. Eso es en parte lo que nos dice la psicología acerca del diseño web.
Nuestro comportamiento está dirigido esencialmente por las profundas cicatrices de nuestra evolución emocional. Las “reacciones viscerales” son aquellas conexiones a las que debe apuntar el diseño web. Los usuarios determinan qué tan confiable y creíble es un lugar, basados en la apariencia y, también, los usuarios perciben los productos como agradables a aquellos que son más fáciles de usar.
Por eso, un diseñador efectivo reconoce esto y diseña específicamente para crear esta conexión emocional, ya sea a través de la estética, regalos, sorpresas y conversación de retroalimentación.
Debido a que la percepción es lo importante en el diseño de la experiencia de usuario, podemos decir que las técnicas de diseño emocionales, como imágenes impactantes y animaciones de alta calidad, hacen que la facilidad de uso de un producto sea más memorable.
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Trabajo “íntimo” con los desarrolladores
Es obvio que diseñadores y desarrolladores se encontrarán en algún momento de la gestación del sitio. Lo que diferencia a un encuentro típico de uno más profundo es hacer que los desarrolladores participen más en el proceso de diseño lo más antes posible. Invitarlos a las reuniones, pruebas de investigación de usuarios, sesiones de lluvia de ideas, etc.
La participación de los desarrolladores, después de todo, determina si la visión del diseñador va a cobrar vida, ya que, advertir si las ideas serán una pesadilla técnica, ahorrará tiempo y esfuerzo significativamente.
El diseñador debe comprender la perspectiva del desarrollador. Evitar preguntas como “¡Qué! ¿No es posible?». En lugar de eso, una pregunta como «¿Cuál resultaría muy complicado hacer?», evita presión y fricciones innecesarias y, más bien, crea un ambiente más relajado para promover la conversación productiva.
Cada quien conoce de lo suyo pero, sólo haciendo circular las ideas, propuestas, críticas, preguntas difíciles y respuestas directas entre ambos equipos, evitarán simplemente asumir las cosas y crear un producto conforme para ambos y con mayores posibilidades de efectividad.
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Crear los detalles adecuados en el momento preciso
No enfrascarse en los detalles demasiado pronto y posponerlos tampoco demasiado tiempo. Ni uno ni otro ya que podemos forzar un trabajo apresurado o bien retrasar el proyecto.
Cada diseñador tiene un proceso mental que le ayuda a decidir en qué momento debe comenzar a refinar los elementos, sin embargo, hay algunos hitos generales que se pueden demarcar.
Las primeras etapas, deben centrarse en el diseño general y la estructura. Ya que las decisiones aquí están sujetas a cambios, ahondar en detalles como los biseles de los botones y los gradientes de fondo puede ser una pérdida de tiempo. Una vez que se haya reunido los comentarios de los interesados y los usuarios sobre el diseño inicial, a continuación, se puede empezar a refinar las cuestiones visuales.
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Equilibrar las opciones
Los usuarios quieren libertad para elegir múltiples opciones y acciones disponibles. Al mismo tiempo, quieren simplicidad, un camino claro y pocas distracciones como sea posible. En algún lugar entre los dos existe un equilibrio perfecto y, los diseñadores eficaces, saben cómo encontrarlo porque entienden el poder de la simplicidad en el diseño web.
La ley de Hick, para la toma de decisiones, se puede aplicar en la elaboración de una interfaz de varias maneras diferentes. En primer lugar, y la más obvia, es deshacerse de la gordura. Deshacerse de páginas secundarias innecesarias hará que el visitante se centre en el contenido principal.
Sobrecargar la interfaz sólo termina diluyendo todo.
Debe invertirse más tiempo en esculpir la disposición y la jerarquía de los contenidos ya que, estructurando hábilmente el contenido, se permitirá todavía ofrecer a los usuarios muchas opciones pero, presentándolos de una manera que no los abrume. Elementos como el tamaño, el color, la ubicación en la pantalla y el espacio en blanco pueden influir en lo que se ve y lo que no.
Muchas veces, el buen diseño trata sobre el guiar a los usuarios por un camino que se puede sentir como el más natural, mostrando más información solamente cuando sea necesario.
Los patrones de interfaz de usuario funcionan muy bien para crear accesos directos y establecer un mayor orden. Modelos con una alta probabilidad de que los usuarios ya sepan cómo usarlos pueden ayudar preservar las características de claridad y detectabilidad. Así el patrón de sobrepasar, es decir, las opciones sólo aparecen cuando el cursor está sobre cierta área, fue diseñado para este propósito en particular: hasta que se necesiten, las características adicionales permanecen fuera de la vista y de la mente.
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La mejor idea no siempre es la correcta
El diseño web no trata de hacer arte, sino el de ser artístico. No se trata de una exposición pictórica sino de un medio de traducir ganancias a través de la estética.
Imaginemos que se tiene una idea brillante e innovadora para un sitio de comercio electrónico que va a cambiar la forma en que las personas interactúan con los sitios web para siempre. Pero si las investigaciones han demostrado que el grueso de usuarios prefiere la comodidad de las interfaces existentes, entonces se tendrá que dejar de lado esta “obra de arte” hasta que otro día se cree algo que encaje en el molde de la mayoría.
Los diseñadores eficaces crean para las necesidades del proyecto, no para las suyas. Son capaces de dejar de lado sus gustos personales y construir un diseño que cumpla el objetivo, incluso si ellos mismos no lo usarían. Cada diseñador sabe lo que se siente al doblegarse a los clientes quisquillosos, sin embargo, los mejores lo hacen por las razones correctas. Manteniendo en pie sus conceptos e ideas, ellos comprenden que las cuestiones comerciales de la industria del diseño van primero, delante de sus propios egos.
La investigación más detallada sobre las preferencias del usuario es una de las mejores estrategias para tener una base sólida que evite depender de conjeturas u opiniones subjetivas y dirigirse hacia lo que es correcto para el proyecto, independientemente de lo que el diseñador, u otras partes interesadas, piensan qué es lo más adecuado.
¿Trabajaste asociadamente con un desarrollador o diseñador o tú creaste la web de manera individual? Cuéntanos tu experiencia y qué habilidades consideras es clave para un buen trabajo
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