El entusiasmo nos embarga cuando de pronto tenemos una idea “brillante y fuera de serie” sobre una startup, nos cegamos y cerramos oídos ante las recomendaciones y críticas constructivas pensando que esas son personas pesimistas que sólo ven obstáculos o quizás hasta envidia.
Claro está que, a pesar de las posibles sugerencias de aquel grupo de personas más cercanas a nosotros de abordar con más calma el asunto, siempre será más probable que ellas terminen ayudándonos a solventar nuestro emprendimiento, precisamente por aquel vínculo de familiaridad o amistad que ha sustenta la confianza que tienen sobre nosotros. Sigue leyendo